A sus 84 años, la Soberana de origen español se mostró muy debilitada durante la Boda Real de Luxemburgo
La Reina Fabiola de Bélgica, que asistió a la boda de los Príncipes Herederos de Luxemburgo este viernes y sábado, apareció especialmente cansada y debilitada, lo que ha suscitado cierta preocupación en su país de adopción. La televisión belga comentó, a propósito de su presencia en la cena del viernes después de la boda civil de Guillermo y Stéphanie en el Ayuntamiento de Luxemburgo, que la viuda del Rey Balduino I «no se habría perdido la fiesta por nada del mundo». Sin embargo, las imágenes no engañaban: Fabiola necesitabano uno sino dos bastones, para poder caminar e incluso para hacerlo con cierta dificultad. Pero, como estaba dicho, no se perdió la fiesta.
Por eso, el sábado, en la ceremonia religiosa de la Catedral de Nuestra Señora de Luxemburgo, Fabiola prefirió entrar por a puerta lateral, lejos de los desfiles de invitados, sometidos al escrutinio minucioso de las cámaras de televisión. La Reina de Bélgica se mantuvo situada en un lugar preferente, entre el Gran Duque Juan, abuelo del novio, y su hermana Alicia de Luxemburgo, viuda del Príncipe de Ligne, uno de los apellidos más ilustres de Bélgica. La viuda de Balduino, y por tanto tía-abuela del novio, apareció en la gran foto de familia, junto a todos los invitados de la realeza y los novios, aunque ella y el padre de la novia, el conde de Philippe de Lannoy, de 90 años, fueron los únicos que tuvieron que sentarse para la ocasión.
Fabiola de Mora y Aragón cumplió 84 años el pasado 11 de junio y sigue siendo la personalidad más popular de la Familia Real belga. En los últimos años ha recibido amenazas anónimas e incluso la policía creía que alguien intentaría alcanzarla con una flecha en el desfile del día de la fiesta nacional belga. La Reina llegó el año pasado al acto y subió a la tribuna con una manzana en la mano, desafiando los posibles riesgos, cosa que no le gustó nada a los encargados de la seguridad del palacio de Laeken.
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